lunes, 28 de febrero de 2011

Paisajes desde la ventana

Dorado era el paisaje, viajando en mi silla enfrente del pequeño balcón. El olor dulce de verano me acariciaba con un hilo tranquilizante y alterador. Las notas de la música daban la banda sonora al paisaje, mi intuición resplandecía con una sensación de pequeñez en mí ser. Mi mente corría hacia el infinito de ese prado color esperanza, ese prado delante de mi acogedora casa del pueblo. La hierba finamente cortada por las ovejas que se alimentaban de aquellos significantes matojos era mi visión en un día en que el sol no se quería despedir, dejando su recuerdo caluroso por la noche.  Recuerdos voladizos, pero presentes de la zarza me invitan a escribir estas insignificantes líneas, porque su alma no me abandona en todo el año, el alma de la Zarza estaba bien presente en mi como espero que en vosotros también porque un pueblo vivo significa mucho más que un recuerdo presente.

1 comentario:

  1. ¡TOMA YA!, ¿No es un lujo para nuestra Zarza que le dediquen estos recuerdos tan llenos de sensibilidad?
    Tú, Marina, estás hecha de una pasta especial. No está al alcance de cualquiera ver todo eso que tú ves y sientes y viajar sentada en una silla enfrente de tu pequeño balcón.

    -Manolo-

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